miércoles, 2 de abril de 2014

Un poco de Historia, segunda parte: España.



Continuación: 

En España la metodología cambió en el siglo XVII y así D. Manuel Ramírez de Carrión utilizó
la pedagogía de su época para instruir a los niños, preparándoles para que se integraran en la sociedad. 

En la segunda mitad del siglo XVIII, D. Lorenzo Hervás y Panduro publica su tratado: "Escuela española de sordomudos o arte para enseñarles a escribir y hablar el idioma español", que supone un hito fundamental en el esfuerzo pedagógico para la integración de las personas sordas.

La escuela española alcanzará a producir aún obras de tanta trascendencia para la lengua natural de las personas sordas, como el Diccionario de mímica y dactilología de Francisco Fernández Villabrille, que incluía 1500 signos de lengua de signos española descritos para su realización. Sin duda, se trata del paso más importante hacia la estandarización de la lengua de signos española dado hasta entonces, y una demostración del carácter no sólo natural, sino histórico, de la lengua de signos española.

En el siglo XIX, con el establecimiento en España de los primeros colegios de sordomudos y ciegos, se posibilita la institucionalización de la educación de las personas sordas, ciegas y sordociegas, con la consecuencia de la interacción lingüística y social entre ellas.

Numerosos encuentros nacionales e internacionales han debatido sobre la necesidad de su reconocimiento y uso para garantizar el acceso pleno a la educación, los servicios, la vida económica y cultural, los medios de comunicación y las nuevas tecnologías de la información, así como su necesidad para el correcto desarrollo personal y la participación social de las personas sordas que han optado por esta modalidad de comunicación. 

La relevancia del uso y conocimiento de la lengua constituye en la actualidad una realidad incuestionable. No obstante, y a pesar de ello, esa construcción sobre la importancia y relevancia de la lengua se ha configurado de espaldas a otras situaciones. En efecto, el reconocimiento sobre el valor de la lengua debe responder a las necesidades de las personas con discapacidad auditiva. (...)

Atención y esta es mi parte favorita: 

Las lenguas de signos españolas, siendo las lenguas propias de las personas sordas y sordociegas que han optado por esta modalidad lingüística, no han tenido el reconocimiento, ni el desarrollo que les corresponde, y ello a pesar de que numerosas investigaciones llevadas a cabo en el ámbito nacional e internacional han puesto de manifiesto que las lenguas de signos cumplen todos los requisitos de una lengua natural, y poseen unas características gramaticales, sintácticas y léxicas propias
Recientemente, esta situación se ha subsanado y prueba de ello es la aprobación de numerosas normas, entre las que cabe destacar varios Estatutos de Autonomía, que reconocen la importancia de las lenguas de signos.

(Este útimo post pertenece al Preámbulo II, Ley de Lengua de Signos).
Lo he encontrado en http://www.sfsm.es/, la web de la Sociedad Federada de personas sordas en Málaga.

1 comentario:

  1. "Las lenguas de signos cumplen todos los requisitos de una lengua natural, y poseen unas características gramaticales, sintácticas y léxicas propias."
    Eso es exactamente lo que siempre me he preguntado. Desde hace muchos años tengo un vecino que es sordo, y a menudo le vemos comunicándose con las manos con familiares o amigos entrando o saliendo de casa, y me pregunto: ¿podrán comunicarse con plenitud? ¿es sólamente una especie de juego o es una lengua como todas las demás? Ahora veo que existen incluso leyes que lo reconocen. Ojalá cada vez puedan contar con más facilidades hasta estar perfectamente integradas en la sociedad!

    ResponderEliminar